Pilar Nieva - Escritora
Tengo muchas historias paseando por mi cabeza. A veces, es difícil, mantenerlas a raya; por lo que las iré presentando en este rincón.
martes, 15 de diciembre de 2015
miércoles, 9 de diciembre de 2015
PRÓLOGO "HAZME REGRESAR"
Prólogo
Noche
de San Juan, 1999
Tres figuras adolescentes, dos chicos y
una chica, contemplaban la hoguera que habían encendido para celebrar el inicio
del solsticio de verano, una noche especial llena de energía.
Se cuenta que la acción del fuego purifica
y ahuyenta todo lo malo.
A sus dieciséis años, Babi, había vivido
el peor momento de su corta vida, la pérdida de sus padres le había dejado
totalmente desolada destruyendo su hermosa sonrisa.
La previsión de sus padres, había
facilitado estos horribles momentos, en su testamento dejaron estipulado, que
en caso de fallecer ambos, la custodia de su única hija recaería en sus mejores
amigos, Eduardo y Sarah.
Y ahora se encontraba junto a los hijos
de ambos, Fran y Quique, de diecinueve y diecisiete años, respectivamente,
quemando todo lo malo con un peculiar ritual, que sólo ellos compartían.
Unieron sus manos alrededor del fuego
con solemnidad, y cerrando los ojos, los tres murmuraron las siguientes
palabras.
Juntos,
Siempre
hasta morir…
Era la noche más maravillosa,
impresionante, increíble, perturbadora y mágica, la noche donde el espíritu del
fuego danza con las personas elevándolas a un estado espiritual sobrenatural.
El momento de despedir todos los malos
momentos vividos y de recibir todo lo nuevo que la vida nos deparase. Alejar de
nuestra vida todo lo negativo y abrir nuestra mente y corazón a todo lo
positivo.
Con este rito se pretende que la luz
gane a la oscuridad, que las tinieblas queden enterradas para siempre y que una
brillante luz nos acompañe iluminando todo lo bueno que existe a nuestro
alrededor.
Sentados frente al fuego, Babi, Quique y
Fran, tres almas inseparables realizaban su ritual particular…
…Por la amistad, sentados en círculo,
alrededor de la hoguera, con las manos entrelazadas, pidiendo que su amistad
sea perpetua, para siempre…
…Para alejar todo lo malo… ya en pie,
saltando por encima de la hoguera para dar paso a una nueva etapa, lejos de
suspensos o de regañinas de sus padres…
…Para encontrar el primer amor, esa
parte era la más dura del ritual, aunque era el comienzo del verano, la
temperatura descendía por las noches y el agua del mar aún estaba bastante
fría, pero para ellos aquello era como un reto, incluso les divertía.
En ropa interior salieron corriendo
unidos de las manos, Babi, escoltada entre sus dos guardianes, cuando
alcanzaron la orilla se soltaron para tirarse a las furiosas olas de espaldas,
con el único deseo de ahuyentar la mala suerte.
De repente, Babi fue arrastrada hacia la orilla, su
cuerpo estaba siendo centrifugado por una ola furiosa, hasta que unas sólidas
piernas se interpusieron en su camino.
Una fuerte mano tiró de ella alejándola
de aquel tropel húmedo, su anónimo
salvador no contó con su cuerpo ligero, lo que hizo que chocasen en un abrazo
fortuito que les hizo estremecer, ambos pensaron que era debido a la
temperatura del agua.
Unos intensos ojos azules se vieron
reflejados en dos grandes lagunas con tonalidades indefinidas, pero que
encajaban a la perfección en aquel hermoso rostro. Sintió que el deseo recorría
todo su joven cuerpo, sintió un latigazo desde la planta de sus pies hasta la
punta de los dedos de sus manos, al tacto con esa desconocida tibia piel que le
hizo temblar.
Sin pensarlo, atrajo a aquella hermosa
criatura, acercando sus labios a los de ella para depositar una suave caricia
que hizo que todo se evaporase a su alrededor, el mar dejó de rugir, los gritos
de sus amigos se extinguieron, y las llamadas angustiadas de Fran y Quique se
perdieron con el viento.
No quería que terminase, era su primer
beso y aunque debería haber huido del abrazo de aquel desconocido, se vio
envuelta en la más maravillosa de las experiencias. Una vez se quemó al tomar sol,
y la enfermera que le atendió en la Cruz Roja, le dijo que la piel perdona pero
no olvida, pues eso quería ella, no olvidar y que aquel beso quedase
inmortalizado en su piel a fuego.
–¡Babi! ¡Babi!
Las voces preocupadas de sus hermanos la
hicieron reaccionar, e igual que había aparecido en la vida de aquel desconocido,
se alejó corriendo entre las olas.
Sin poder apartar la vista sobre ella,
vio como dos siluetas masculinas se acercaron, por sus gestos, estaban
preocupados. El más alto comenzó a examinarla, en busca de cualquier indicio de
una lesión, mientras que el otro no dejaba de acariciar su melena, se notaba
que para ambos era muy importante.
Entre la luz, ya tenue, de las hogueras,
distinguió como aquella misteriosa sirena iba escoltada por sus celosos
guardianes; una ráfaga de viento, le acercó el sonido de sus voces recitando
una desconocida melodía.
Juntos,
Siempre
hasta morir…
sábado, 5 de diciembre de 2015
miércoles, 21 de octubre de 2015
lunes, 14 de septiembre de 2015
Portada y sinopsis de: "No sé vivir sin ti". A la venta el próximo 28 de octubre.
Estoy feliz y emocionada por anunciaros la oportunidad que me ha brindado Multiverso Editorial publicando mi primera novela "No se vivir sin ti".
Los que me habéis seguido en mi blog anterior y conocisteis a Mario y Paula, ya muy pronto podréis conocer el desenlace de su historia.
Gracias a todos.
Sipnosis:
Un suceso tormentoso hará que Paula salga huyendo a su país natal, México. Allí decidirá esconder su verdadera personalidad tras unas espantosas lentes y una ropa pasada de moda, todo ello para evitar que vuelvan a dañar su corazón. No obstante, una mirada dorada llenará de luz su vida de sombras, derribando todas las barreras que había creado a su alrededor.
Una trágica noticia obligará a Mario a regresar a casa y llevar junto a su hermano el negocio familiar, Tequila Vargas debía continuar con su buen nombre. En un momento doloroso conocerá a Paula y no comprenderá la fuerte necesidad que siente d estar junto a ella y descubrir los secretos que esconde tras esa apariencia gris.
Juntos tendrán que luchar contra la envidia, el rencor, la codicia, los celos y la traición. ¿Serán capaces de borrar el pasado, transformar el presente y atrapar el futuro?
lunes, 23 de marzo de 2015
HAZME REGRESAR – LA HISTORIA DE DAVID Y BABI
NOCHE DE SAN JUAN, JUNIO 1999
NO HA PASADO NI UN MES DESDE LA TRÁGICA MUERTE DE LOS PADRES
DE BABI EN UN MORTAL ACCIDENTE DE TRÁFICO. CON TAN SOLO 16 AÑOS, SE QUEDA HUÉRFANA, SOLA EN EL MUNDO, SUS PADRES AMBOS HIJOS ÚNICOS TAMBIÉN PERDIERON A
SUS PADRES MUY JOVENES.
SUS PADRES, DEJAN ESTIPULADO EN SU TESTAMENTO, QUE LA
GUARDIA Y CUSTODIA DE SU HIJA PASARÁ A SUS FIELES AMIGOS, EDUARDO Y SARAH.
ESA MÁGICA NOCHE BABI SE ENCUENTRA JUNTO A LOS HIJOS DE
ELLOS, QUIQUE Y FRAN, UNIDAS SUS MANOS, PIDIENDO QUE EL FUEGO ALEJE TODO EL MAL
Y QUE EL AGUA DEL MEDITERRÁNEO LES TRAIGA COSAS BUENAS A SUS VIDAS.
LA VIDAS DE BABI Y DAVID SE CRUZAN EN ESA NOCHE, AMBOS SE
ZAMBULLEN EN EL AGUA JUNTO A SUS AMIGOS, PARA CUMPLIR EL RITUAL, CUANDO UNA OLA
ARRASTRA A BABI A LOS BRAZOS DE DAVID.
ESTE LA AYUDA Y CUANDO FIJA SU MIRADA EN AQUEL ROSTRO TAN
BELLO CON ESA MIRADA TAN TRISTE QUEDA FASCINADO, Y SIN PENSARLO DOS VECES BESA
AQUELLOS INOCENTES LABIOS.
PARA BABI SERÁ SU PRIMER BESO, QUE NUNCA OLVIDARÁ.
¿VOLVERÁ EL DESTINO A JUNTARLES?
Víctor confiesa a Estela todos sus miedos en el capítulo 19
Estela estaba
ayudando a su esposo a acomodarse en la cama, ambos estaban nerviosos. Esta su conversación
pendiente, la cual iba a marcar un antes y un después en su relación.
Al terminar, Víctor le pidió que se tumbase junto a él, y allí estaba
ella, recostada con su cabeza en el lado izquierdo de su pecho, en su corazón,
escuchando sus latidos y anhelando oír sus palabras.
―Estela, déjame explicarte todos mis pretextos ante la posibilidad de
quedarte embarazada y por favor no me interrumpas, déjame hablar porque no sé
si volveré a tener el valor para decirte todo esto, otra vez, en voz alta.
Ella asintió muda, conteniendo la respiración tomó la mano de su esposo y
se la acercó para darle un beso, animándolo para que comenzase a hablar, lo
cual él hizo.
―Seguro habrás llegado a pensar que soy egoísta y egocéntrico, en fin ―soltó
un largo suspiro que llevaba mucho tiempo encerrado en su pecho―, quizás en
algún momento si lo haya sido. Detrás de todas mis falsas excusas, solo existía
un gran motivo, el miedo, miedo a ser padre, al cambio. La incertidumbre de cómo
afectaría a nuestra vida, a nuestra relación, los cambios que conlleva y la
enorme responsabilidad. Sabes que llego a ser tan metódico en todo, los
horarios, el trabajo, incluso la ropa. Pero mi mayor pecado es mi egoísmo…
―Mi amor tú no eres egoísta, no…
―Lo soy ―sentenció Víctor sin ninguna vacilación a la vez que depositaba
un tierno beso en el cabello de Estela―, y mucho, por no querer compartirte con
nadie, incluso con nuestro propio hijo, no he querido que nada ni nadie ocupase
tu tiempo porque eso significaría que me lo ibas a quitar a mí, ¿ves como si
soy un verdadero monstruo? ― dijo Víctor angustiado, temeroso de la reacción de
su mujer.
Estela alzó la mirada para encontrarse con la de él, aquellos ojos
reflejaban todo el dolor que su alma sentía, la cual vivía atormentada por
tener todos esos sentimientos. Pero lo que él no sabía, era que el miedo a la
paternidad era mucho más común y frecuente de lo que se podía imaginar.
La paternidad era un cambio importante en la vida de los hombres y no
todos estaban preparados para enfrentarla, la noticia de la llegada de un hijo
tendría que ser un motivo de alegría, pero no siempre era así.
El miedo a esa
responsabilidad, en la mayoría de los casos, era un sentimiento
pasajero. Ese temor era básicamente por la preocupación de la crianza del bebé,
de su educación. Pero sobre todo la gran responsabilidad que suponía traer una
nueva vida al mundo, sin saber si serás el padre adecuado. Si a todos estos
temores, le sumamos el cambio que produce
el nacimiento de un hijo en la pareja, esto crea un terror absoluto a la idea
de ser padre.
Estela estaba confundida por las palabras de su esposo, incluso
emocionada por aquel miedo a perder su atención ante la llegada de un bebé a
sus vidas. Por supuesto que un recién nacido demandaría toda su atención, pero
eso no significa que fuese a dejar a un lado a su compañero, todo lo contrario,
lo haría partícipe de todo lo concerniente con el bebé.
―Víctor, mi amor ―susurró dulcemente sin dejar de mirarlo, la
preocupación estaba dibujada en su rostro. Le rozó la mejilla con su mano para
tranquilizarlo, todo estaba bien y él no era ningún monstruo―. Te amo con todo mi
corazón, mi cuerpo, mi alma y sabes que
anhelo con todo mí ser, tener un hijo de los dos. Un hijo que tenga tus bellos
ojos, tu hermosa boca. ―Delineó con su dedo índice el contorno de los labios de
él―, que tenga tu fuerza, que sea honesto y, sobre todo, que ame y respete a su
familia tanto como tú lo haces.
Por la mejilla de Víctor rodó una lágrima solitaria que Estela no dudó en
besar, con aquel gesto quería que todas las dudas de su marido se esfumasen,
que supiese que ella siempre estaría para él y junto a él.
―Tener un hijo, significará un gran cambio en nuestras vidas ―prosiguió
Estela acurrucándose a su cuerpo, la
mejilla sobre su pecho, escuchando los latidos inquietos de su corazón―, y supondrá
renunciar a muchas cosas, a muchos sacrificios, pero todos serán compensados
por el amor y la felicidad que sentiremos al tenerlo entre nuestros brazos.
Ambos se quedaron durante unos minutos en silencio, solamente se
escuchaba en la habitación sus respiraciones, incluso se podía oír los latidos
de sus corazones, los dos palpitando al unísono, como si fuera uno.
Víctor se incorporó y con ello hizo que Estela se volviese a mirarlo, Él
necesitaba decirle algo a su mujer, su compañera, su vida, mirándola a los
ojos, que viese todo el amor que sentía por ella.
―Cariño, todo ese miedo e incertidumbre han desaparecido, bueno si soy
franco… casi todo. ―Sonrió como solo saben hacerlo, los integrantes masculinos
de la familia Vargas, con esa indolente sonrisa de lado que dejó sin
respiración a Estela a pesar de conocerla de memoria―. Después de mi caída estuve
reflexionado sino hubiese tenido la suerte de salir con vida del accidente. ―Tomó
las tibias manos de Estela entre las suyas―, ¿qué hubiera quedado de mí…? Mi
recuerdo, por supuesto, pero éste se hubiera desvanecido con el tiempo.
Entonces me puse a pensar en mi padre, en su despedida, en el orgullo por sus
dos hijos, él se iba con la tranquilidad de que una parte suya siempre estaría
viva en mi hermano, en mí y las siguientes generaciones. Él se sacrificó por
nosotros, nos amó, nos compartió con mi madre, pero ella siempre le dio su
lugar y, justo, en ese momento supe que mi mayor deseo era tener un hijo con la
mujer que amo, contigo mi amor.
Estela se lanzó emocionada a sus brazos, sus palabras habían llenado el
alma de felicidad, esperanza y fe. Ahora, más que nunca, supo que no se había
equivocado a elegirlo para que fuera su compañero hasta el final de sus días,
pasando junto a él días buenos y malos, de tormentas y calmas, y también comprendió,
que Víctor sería el mejor padre, atento y cariñoso.
―¿Entonces… a qué estamos esperando, amor mío? ―preguntó Estela con un
travieso brillo en sus ojos.
Víctor no pudo reprimir una sensual carcajada y la acercó a su cuerpo que
comenzaba a despertar a la cercanía de su seductora mujercita, y sin ninguna
vacilación apresó los dulces labios de su esposa, su beso comenzó lento,
pausado, con él quería borrar todo dolor del pasado y forjar un nuevo presente,
llenos de grandes motivos para vivir un futuro juntos.
Estela sintió que su cuerpo se elevaba pleno de gozo, la lengua de Víctor
exploraba cada rincón de su boca, buscando nuevos lugares, nuevas rutas que les
llevasen a ese final deseado.
De repente, Víctor interrumpió su beso dejándola vacía, sensible,
desorientada, lo miró sin atreverse a preguntar porque se había alejado así de
ella. Antes de que sus dudas hicieran presencia, afloró esa indecente sonrisa
en el rostro de su marido mientras se tumbaba de espaldas arrastrándola con él.
–Señora Vargas, aún estoy convaleciente, así que será usted la que tenga
que echarle tequila y sal a esta velada ―terminó con un astuto guiño.
―Señor Vargas, será todo un placer ocuparme de usted durante toda la
noche, no se preocupe que no le haré sufrir, todo lo contrario, solo quiero
darle placer ―ronroneó junto a los labios de él―, pero tendrá que ser un buen
paciente y obedecerme en todo.
―Todo suyo ―confesó Víctor deseoso de ser amado por su mujer.
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